En los años que siguieron a la Independencia de México, las revueltas e insurrecciones forjaron el alma de una república de hombres libres, en 1838, la sombra del imperialismo Francés acechaba con vientos de guerra extendiéndolos por la costa este de nuestra tierra, un injusto embargo comercial, por no atender las demandas de los ciudadanos Franceses que habitaban México llevaba más de siete meses impuesto sobre el puerto de Veracruz. Luis es un valiente que en esos gloriosos días de otoño de 1838, ofreció su vida por la libertad del puerto y la de su joven patria; recorrió el atlántico, Cuba, España, Francia, Puerto Rico, Estados Unidos y México de la mano de su amada Cecile, creando un puente de unión entre Francia y México que ni los más voraces cañones o las afiladas bayonetas pudieron romper.
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