Si tuviera que elegir los momentos decisivos de mi vida que me hicieron darme cuenta de que mi existencia es una paradoja, escogería los siguientes: 1. Cuando mi hermano gemelo desapareció dos años atrás. 2. La noche en que Nicholas Fraser, el viajero del tiempo originario de 1803, aterrizó en mi patio trasero. 3. El día en que Max se convirtió en una serpiente. Me gustaría decir que los sucesos extraños han llegado a su fin, pero todo parece indicar que esto solo es el inicio.
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